Adolescencia
“Solo intentaremos resolver el problema de hoy” (1)
Las últimas semanas, varias personas me recomendaron una serie en Netflix que trata sobre la adolescencia. El tema, claro, es sugerente, por lo que me dispuse a verla sin saber bien con qué me iba a encontrar. La adolescencia es una etapa por la cual atraviesan algunos de mis pacientes y principalmente una fuente de renovación constante a las demandas actuales que nos enfrentamos en la clínica.
¿De qué hablamos cuando hablamos de adolescencia?
La adolescencia, como concepto, es moderno, es un constructo social, (a diferencia de, por ejemplo, la pubertad, que es un hecho biológico).
Comenzó a establecerse como un período de moratoria donde el sujeto puede experimentar, cuestionar, forjar su identidad y adueñarse de su historia. Pero no siempre fue así. Antes de la revolución industrial, el pasaje del niño al adulto era mediante el trabajo o algún tipo de ritual religioso. Al ritmo del sonido del vapor, las máquinas comenzaron a remplazar el trabajo de algunos hombres, a su vez que las mujeres comenzaban un proceso de cambio en el paradigma del rol asignado en la familia. Los dueños de los medios de producción acumularon no solo capital, sino principalmente tiempo (2). Mediante el comercio, la burguesía se consolidó, y en este momento histórico nace este constructo para definir el espacio difuso entre el despliegue hormonal de la pubertad y el inicio de la vida adulta. Tiene un principio delimitado, pero no un final, que varía según el sujeto y en algunos casos es incierto.
¿Qué sucede en la adolescencia?
Un enorme monto de energía irrumpe en lo corporal y el psiquismo tiene que tramitar, con sus implicancias socio-afectivas, el niño se enfrenta a muchos duelos, como su cuerpo infantil, los padres de la infancia y a su propia infancia. Hay determinados rasgos normales en el adolescente que fuera de ese período podrían considerarse Disfuncionales.
El sujeto adolescente suele caracterizarse por cierta omnipotencia, un marcado oposicionismo, cambios de humor, labilidad afectiva, irritabilidad, necesidad de pertenencia, fuerte arraigo en el grupo de pares, confrontación generacional y consolidación de identidad, entre otras características que conforman la constelación del pasaje adolescente.
Pero también hay un “estilo” adolescente, a saber, adultos que no quieren dejar de habitar ese período, quitándole espacio a los verdaderos adolescentes. Dejaremos este tema para una próxima publicación, así retomamos lo que sucede en la serie.
Un laboratorio de negación
La producción británica pone el foco en ese mundo complejo de crecimiento, donde pertenecer cohabita con el acoso, el no ser aceptado puede resultar traumático, así como el ser “masculino” y “femenino” en la sociedad moderna (más allá de los avances de género sigue habiendo muchas presiones asociadas a cada género), el cómo miramos o dejamos de mirar a los adolescentes, cuáles son las demandas y lenguajes de la sociedad tecnológica. Se utilizan términos como Incel (2), que podríamos traducir como “Virgen por obligación” lo cual esto etiqueta al niño protagonista, que tiene presiones internas para agradar en el colegio sintiéndose excluido a la vez que intenta pertenecer a su familia, al intentar cumplir con los mandatos paternos, que le producen un sentimiento ambivalente de amor y odio. Porque el padre no lo mira, no está disponible, siente vergüenza cuando juega al futbol, deporte el niño juega solo por complacerlo, y que el padre intenta llevarlo para que no sea tan “débil”, como también lo hizo con boxeo, a su vez el adolescente deja de dibujar, la única actividad que disfrutaba y se va encerrando cada vez más en un universo que parece consolarlo, pero termina por consumirlo: las redes sociales.
Entendiendo la negación:
Aviso importante: No continúes leyendo si no viste la serie completa, ya que puede haber contenido que revele parte de la trama.
Fue por un comentario de Eve Piazza, muy atinado por cierto, que dejo expuesto un mecanismo defensivo que las personas usamos mucho y que nos cuesta comprender la magnitud de su fuerza: ”Observa que en los primeros diez minutos de la serie nos muestran un video diciendo cómo fue el hecho, y, sin embargo, hasta el último minuto no queremos creerlo“”
Desestimamos la realidad, el hecho fáctico está ahí, pero preferimos no verlo por qué es intolerable. ¿Cómo pensar que en verdad un niño que parece inocente es un asesino a sangre fría? Tiene que haber otra explicación, pensamos, algún complot, un intruso, algo que desmienta la evidencia. Pero no lo hay, esto que nos pasa con la serie, es continuo en la vida cotidiana, y es allí donde toma relevancia una terapia psicológica, porque no podemos ver nuestros puntos ciegos, y nos cuesta registrar lo que pasa cerca de nosotros. Es como intentar mirar nuestros propios ojos. Solo sirven para ver. El analista, en cambio, tiene una función especular: nos da el reflejo para ver lo que ocultan nuestros ojos y allí entender mejor qué nos está sucediendo. ¿Esas son lágrimas? ¿Por qué lloro en verdad, porque me fastidia el trabajo o porque hay algo más profundo, algo que permaneció mucho tiempo latente, excluido de mi mirada?…
El niño en “Adolescencia” recupera la calma cuando puede volver a dibujar, se reconcilia con su yo más auténtico, un yo que está en formación. Aunque para llegar a eso pasó algo siniestro, impensable.
Lo inconsciente siempre pulsa por salir, y en algunos casos de formas muy dolorosas, por eso resulta mejor asumir algunos hechos que nos disgustan para reencontrarnos con nosotros mismos, que negarlos y extraviarnos.
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Netflix (2024). Adolescencia. Serie de televisión]. Netflix studios.
En la teoría marxista, al sujeto sin tiempo y sin medios de producción se lo suele denominar alienado.
Incel, es una subcultura que se manifiesta como comunidades virtuales de hombres que dicen ser incapaces de tener relaciones románticas o relaciones sexuales con mujeres, como sería su deseo. En muchos casos, tampoco se relacionan con las mujeres con las que se obsesionan, e incluso muchas de las víctimas de agresiones que han logrado sobrevivir reconocen que no conocían al victimario. Las discusiones que se producen en los foros inceles se caracterizan por la misoginia, el resentimiento, la misantropía, y la apología de la violencia contra las mujeres y contra los hombres que se suponen sexualmente activos.